La Placenta
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El parto es un evento sexual y las Doulas lo acompañamos - Colectiva Doulas Feministas • Colectiva Doulas Feministas (spotify.com)
Emerger (nacimiento)
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Para cuando el bebé está coronando, la mayor parte de su cabeza ya pasó por la puerta del nacimiento. La madre suele estar extática y con mucha energía. Puede llorar, anunciando su regreso. También ocurre una respuesta a la adrenalina y la mujer se levanta de su posición de rodillas y arquea su espalda. Michel Odent llama a esto reflejo de expulsión del feto, el levantarse facilita la coronación y el paso del bebé por la última parte del canal vaginal. Esta oleada de adrenalina, que coexiste con el flujo de oxitocina, es la responsable de que mamá y bebé estén alerta durante este tiempo. Puede que la madre se sienta abrumada mientras se traspasa de una dimensión a otra, pero nunca perderá el rastro de lo que tiene que hacer. Simplemente, parirá a su bebé. Mientras se arrodilla, puede que su pareja esté frente a ella, preparado para recibir a su hijo/a. Quizá otro par de manos, los del cuidador, también estén listas para ayudar, o puede que no. Normalmente, la ayuda no es necesaria. La madre no está fuera de control, el parto no es caótico, no hay histeria ni confusión. El parto es accesible y la mujer hace lo que es natural. Es totalmente cierto que la mujer no necesita que nadie cache a su bebé. Pero puede ser que deseen otro par de manos cerca, o que alguien reciba al bebé, pero no es que lo NECESITEN particularmente. El mito de que hay que checar el cordón o realizar una tracción para liberar al bebé no es cierto. Los cordones se resuelven solos… de hecho, un tercio de los bebés que he visto nacer venían con el cordón enredado en el cuello y por lo general nadie tuvo que hacer nada. Maniobrar para sacar la cabeza no es necesario y más bien, puede causar un problema o un retraso.
El regreso (Posparto inmediato)
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El bebé se desliza a un nuevo mundo. Ha ocurrido una transformación. Tanto mamá como bebé viven un periodo de reintegración y reorganización. Esta etapa suele durar entre 5 y 10 minutos, y es parecida a la Quietud en su silencio y tranquilidad. Mamá y bebé se están estabilizando -reorganizando su estructura molecular- y sin hacer nada aparente por unos momentos. El bebé está pasando de la circulación fetal a la neonatal, empezando a respirar, a oler el ambiente, a sentir el aire por primera vez, a escuchar, observar, a tener sus primeras experiencias e impresionen sobre este planeta. La madre está viendo el mundo a través de unos ojos nuevos. Normalmente se sentará tranquilamente durante unos momentos, permitiéndose volver. Después se estira para tocar a su bebé. Por lo común, la pareja se sienta cerca, observando, sobrecogido, con lágrimas. Este es el momento para el vínculo terrenal. La oxitocina, la hormona del amor, incrementa… alcanza sus niveles más altos, mayores que en ningún otro momento, y la familia se enamora entre ella. La madre reconoce a su hijo/a, el padre reclama a su familia. El vínculo ocurre primero a nivel psíquico y espiritual, después la mamá alcanza y levanta a su bebé. Las mujeres me han enseñado que no es apropiado intervenir en esta fase tan importante. Es un momento muy fuerte y sagrado, y si de verdad entendemos el parto y lo que implica regresar de un estado alterado… lo que significa la reintegración… entonces protegeremos la privacidad de la madre y el bebé en este momento como en ningún otro. He visto que a veces las mujeres no están listas para tocar a su bebés inmediatamente después del nacimiento. Necesitan un minuto, o dos, o cinco. Necesitan vivir a su bebé de una manera auténtica e instintiva. No necesitamos pasarle el bebé a la mujer y por favor nunca alejen al bebé del campo de la madre.

Conocerse
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Para este punto la madre ha tomado en brazos a su bebé y están empezando a conocerse. La madre y el padre están maravillados, del bebé, entre ellos, de los increíbles reinos por los que han viajado. Con asombro y reverencia se acercan a su bebé. Al principio puede que lloren y se queden sin palabras, aún envueltos en el capullo de la tormenta. Esto pronto da paso a expresiones de deleite, palabras y caricias al bebe, y entre ellos. En los periodos de regreso y de conocerse las distracciones deben mantenerse mínimas, respetando el vínculo inicial entre padres y bebé. Estetoscopios, cámaras con flash, voces y manos ajenas a las de los padres, pueden perturbar y ser inapropiados en estos primeros minutos vitales, sobre todo si los padres quieren honrar lo sagrado del proceso de vinculación. Cuando esta fase llega a su fin (normalmente después de 10 minutos) y mamá y papá han podido explorar a su nuevo hijo/a, puede que la mujer sienta la placenta bajando y sienta que está lista para sacarla. Si es así, puede pedir un cuenco y puede querer que la cuidadora se acerque. Sin embargo, la mayoría de mujeres con las que he trabajo no desean expulsar la placenta hasta la siguiente etapa.
Desde el Tao… “la partera hace su trabajo haciendo nada”.
De cerca, sin interrumpir o estar dentro del campo de la madre, la partera puede revisar al recién nacido, revisar la separación de la placenta y el sangrado de la madre, checar y satisfacer las necesidades de los presentes en el cuarto, estabilizar el ambiente y ser testigo silencioso de estos primeros minutos y etapas después del parto.
Comunión
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Es el momento en el que los padres deciden compartir a su nuevo bebé con las demás personas del cuarto. Otros hijos, abuelos, amigos, los cuidadores… son invitados a acercarse y dar la bienvenida al recién nacido. Con esta invitación, el cuidador puede moverse al espacio de la madre y la familia. Mamá y bebé están alerta y receptivos. El padre está procesando la experiencia y cuidando de su familia. El bebé puede mostrarse interesando en lactar. Se ofrecen felicitaciones y empieza una celebración silenciosa. El regreso, conocerse, y la comunión duran en total entre 20 y 30 minutos, y comprenden el posparto inmediato. Aunque son cortas en duración, son fases muy diferentes del parto, cada cual con una importante y única experiencia que impacta en el bienestar del desarrollo de la familia.

Completar (Posparto inmediato, Salida de la placenta)
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Alrededor de 30 minutos después del parto, la madre desviará su atención hacia la placenta. Para entonces, la placenta está fuera del útero y reposando en su yoni. Sale fácilmente, sin mayor apuro ni preocupación. La partera puede detener el cuenco y ayudar a la madre a posicionarse para liberar la placenta. La madre ha tenido su momento de vinculación y se ha comunicado con sus seres queridos, así que ahora se asienta para empezar a amamantar y para recuperar sus fuerzas bebiendo y comiendo algo. La familia está estable y segura. Quizá la partera ya haya terminado el gorrito que tejía para el bebé y quiera ofrecérselo a los padres antes de retirarse. Los bebés suelen estar alertas la primera hora después del parto. Después, generalmente, caen dormidos, una vez que lactaron y se enamoraron. La madre ha sacado la placenta, ha comido algo y ha visto a sus seres queridos. Este es el momento (aproximadamente una hora después del parto), mientras el bebé duerme, en el que la cuidadora vuelve a escena para revisar a la mujer y su sangrado. La mujer quizá quiera bañarse y limpiarse. El cuarto está ordenado, las llamadas han sido hechas. Puede que la mujer pida más comida y quiera hablar, puede que prefiera descansar. En el siguiente rato, mientras terminan de bajar las alas, mamá y papá se acurrucan juntos y se preparan para envolver a su bebé, y envolverse mutuamente, en el sueño. La partera lo envuelve todo mientras escribe sus notas o cierra los ojos, en una vigilia silenciosa.
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Tejiendo la historia (Posparto)
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Durante los días y semanas siguientes el vórtice sigue abierto. Mamatoto… mamábebé.. están estableciendo su relación y su ritmo. Todavía se aprecia el estado alterado, pero comienza a cerrarse. Que tan rápido se cierra depende de que tan rápido la mujer regresa a su realidad ordinaria. Durante este tiempo, la familia y los proveedores recapitulan los eventos del parto. Es un momento crucial para observar y articular el viaje entre todos. La madre tiene la oportunidad de volver a ver su estado alterado junto a sus acompañantes y así formular su sabiduría. La pareja está incorporada en la experiencia y los padres, juntos, comparten sus impresiones. El tejido se extiende para siempre. Las familias y los proveedores crean un vínculo especial, y mientras el tiempo pasa y los niños crecen, la sabiduría del parto continúa revelándose y sigue siendo comprendida. Estar presente con la familia en el posparto es tan importante como estar en el parto y en el embarazo. Además, es el tiempo en donde los padres me hacen saber lo que les funcionó y lo que no. Es el tiempo de apertura y comunicación honesta, donde los padres me enseñan cómo ser mejor partera para ellos. Entre más acompaño a mujeres y familias durante el parto, más se revela. Cuando renuncio a mis ideas preconcebidas sobre el parto, y observo lo que realmente está pasando, las mujeres se sienten libres y seguras para compartir nuevos paradigmas conmigo. Y me doy cuenta de que esta explicación no representa el eje centra del parto hoy en día, es mi experiencia y la experiencia de muchas mujeres que he atendido. Como una constante estudiante del parto, siempre les agradezco

MISION EXTRAUTERINA
Al servicio
Una vez alumbrada la vida de la placenta continúa, es el alimento medicina que la naturaleza prevé para la mujer luego de parir, y es también una vez sembrada nutrición para la tierra, madre que todo hace posible. Su ciclo es de vida, no culmina nunca, continúa y se transforma.
Pero la placenta no es solo ello. Así como cada bebé es único e irrepetible cada placenta dibuja en su árbol, una información exclusiva. En ella y en toda su sangre no solamente está el caudal genético y energético de esa nueva familia sino, de todo su linaje. Acercarse a una placenta, observarla, leerla, es acercarse a lo más sagrado del amor entre las personas, a la integración de su biografía, al relieve de sus luces y sus sombras, a los caminos transitados y a los desafíos. Es portadora de la comunión de las sangres, de ríos y arroyos de ancestralidad, de lo inmediato y lo remoto. Podemos sentir en ella cuándo la tenemos cerca un vórtice de energía, un canal donde el universo se hace presente.
Ritualizar una placenta puede ser profundamente sanador, muchas mujeres si se atreven a trascender el prejuicio o el tabú y le dan el lugar que ocupa como medicina para el cuerpo y el espíritu, se conectan por primera vez con su sangre, con los misterios que en ella habitan, para luego por el resto de su vida honrar ciclo tras ciclo sus lunas. En otras tantas ocasiones, el mero encuentro entre familia y placenta nos ayuda a sanar heridas emocionales del parto. Retirarla de la Institución y devolverle la sacralidad en ese encuentro en el hogar nos llena de oxitocina, de gratitud y de poder.
Placentofagia:
Como ingesta ideal postparto
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-Produce balance hormonal
-Combate fatiga y desordenes del sueño, desórdenes afectivos y de ansiedad
-Acorta la recuperación posparto
-Disminuye la hemorragia posparto
-Promueve el balance mente, cuerpo, espíritu
-Asiste la evolución uterina
-Disminuye la deficiencia de hierro
-Enriquece la Vitamina K del calostro
En el siguiente enlace accedes a cada una de las alquimias que pod{es realizar:
Placenta (guardianasdelorigen.com)
SIEMBRA
El destino del doble umbilical.
"Conforme el pensamiento mágico de los pueblos el cuerpo muerto y el ombligo deben conservarse o destruirse."
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"Desde la más remota antigüedad el hombre ha tenido que resolver el problema de cómo disponer del cuerpo de su próximo privado del aliento vital. Había varias alternativas: dejarlo devorar por los animales del bosque como la hiena, por las aves de rapiña, como los buitres, por los insectos voraces, colocarlo en urnas en posición fetal, restituir a la madre tierra, quemarlo hasta reducirlo a un montoncito de huesos calcinados, confiar al agua del río, de la ciénaga, del lago o del mar, colgarlo en los árboles, reino del aire, conservarlo con el mayor cuidado posible modificándolo.
También el doble del hombre: sombrío (y a menudo placenta) necesita un tratamiento adecuado por su estrecha relación con el destino del nuevo ser."
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El problema no es menor es el mínimo volumen del "doble".
La tierra, el agua, el fuego y el aire son los elementos en que descansará pero deshaciéndose. Si se quiere mantener su consistencia natural carnosa se coloca según la técnica antigua en la miel y en la tecnica moderna en alcohol o formol, pero ya que antes de caerse se modifica es más fácil conservarlos cerca y durarán toda la vida y más allá.
Circunstancia sorprendente e insospechadas es que existen muchos más procedimientos para disponer del doble onfalico que del cadáver la razón es que el cuerpo muerto en general se le considera ya privado del alma en tanto que el ombligo es receptáculo de una parte del alma del ser vivo y esta ligado a su destino.
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Los otomíes de Tasquillo en el Estado de Hidalgo escarban una fosita en el patio de la casa y ponen la placenta en su fondo la tapan y sobre la Tierra colocan unas velas y la cruz como si se tratara del entierro de un ser humano,
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En Guerrero, México, hay dos protagonistas en la ceremonia: la partera y la lavandera, es decir la mujer encargada de lavar la ropa de la puérpera. acto real y simbólico como si fuera la segunda sacerdotisa del parto.
Si nace un niño la partera sale de la casa con un lazo, un mecapal (faja de cuero o ixtle que se apoya en la frente para llevar carga a cuestas) y un machete instrumentos de trabajos masculinos, la acompaña la lavandera, que lleva el sahumador y juntas dan 7 vueltas a la casa, purificando con el humo del copal. La partera invoca para el recién nacido la protección del dios del trueno y del de las mujeres. Si nace una niña la partera de la casa sale con utensilios de cocina y la mano de metate. Sigue el entierro de la placenta, la matrona acompañada de los familiares y amigos presentes en el alumbramiento, acude a un lugar especial designado por el pueblo. Escarba un pequeño hoyo y en él hace una cruz con el litro de aguardiente; depositan en el hoyo 7 tortillas en miniatura y vierte 7 gotas en el hoyo, brindando a la salud de la puérpera y niño, con unos rezos especiales en náhuatl. Por fin entierra la placenta y sobre el túmulo enciende una vela de cera de abeja, como los otomíes de Tasquillo.
La ceremonia de las siete tortillas simbólicas y de las 7 gotas de vino las repite la lavandera en el río. De no hacerse exactamente en el lugar predestinado acarrearía graves peligros para la criatura: los brujos se llevarían "su espíritu" que sigue viviendo en la placenta.
En un lugar lejanísimo -entre los aborígenes australianos del río pena father- es la abuela quién se lleva las pares y las entierra en la arena, con túmulo en forma de cono encima.
Ya mencioné que una parte del alma -el Choi- queda en la placenta. El Choi, con toda evidencia, representa el lazo que une al niño con la madre, aunque se le considere descendiente de la línea paterna.