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La Gestacion 







IMAGEN EMBARAZADA

Jazmina Barrera

Linea Nigra


Esta mañana, en la sala de espera, llegué por azar a un calendario de

eventos astronómicos. Habrá este año una lluvia de estrellas, una superluna

en diciembre, un eclipse parcial de luna en Asia y, dentro de algunos meses,

un eclipse parcial de sol, aquí en México.

Durante el camino de vuelta a casa, en medio de la sorpresa, la emoción

y el desconcierto pensé de pronto: nunca más voy a estar sola. No de

verdad. Sentí terror y alegría.

*

La espera del embarazo es un frutero. Las aplicaciones te dicen cada

semana a qué fruta se parece el feto conforme crece. Son extranjeras, no

toman en cuenta la variedad de frutas que hay en México, los muchos

tamaños diferentes que existen de mangos y aguacates. Alejandro dice que

las mandarinas mexicanas son del tamaño de las naranjas chilenas y que las

mandarinas chilenas son del tamaño de un limón mexicano. Además, lo que

yo llamo limón a secas él lo llama limón de pica, y lo que él llama limón a

secas yo lo llamo limón amarillo.

Fuimos hace algunos días a un ultrasonido y escuchamos su corazón. La

enfermera dijo que latía muy fuerte. Es del tamaño de un arándano y gran

parte de su cuerpo es un corazón que late. Está difícil no encariñarse con un

ser del tamaño de un arándano que tiene un corazón, que es casi por

completo un corazón que late fuerte.




Nacemos de Mujer

Adrienne Rich


Cuando intento regresar al cuerpo de la joven de veintiséis años, embarazada por primera vez, que huyó del conocimiento físico de su embarazo y también de su intelecto y de su vocación, me doy cuenta de que, efectivamente, estaba alienada por la institución, no por el hecho en sí, de la maternidad en mi cuerpo verdadero y en mi verdadero espíritu. Esta institución (la fundación de la sociedad humana tal como la conocemos) no me permitió más que ciertas visiones, ciertas expectativas encarnadas, en todo caso, en el fichero de mi ginecólogo, en las novelas que había leído, en la aprobación de mi suegra, en los recuerdos de mi propia madre, en la Madonna de la Capilla Sixtina o en la

Pietá de Miguel Ángel, en la noción flotante de que una mujer embarazada es una mujer serena en su plenitud o, simplemente, una mujer que espera. A las mujeres siempre se las ha visto como las que esperan: a que se les pregunte, a que se presenten sus menstruaciones; con el temor de que les falten; esperan que los hombres regresen a casa de las guerras o del trabajo, a que los hijos crezcan, a que nazcan o a que sobrevenga la menopausia.

Durante mi propio embarazo, tuve que lidiar con esta espera, con este destino femenino, negando cualquier aspecto activo o vigoroso de mí misma. Me disocié tanto de mi experiencia física, inmediata y actual, como de la vida de lectura, pensamiento y escritura. Como una viajera en un aeropuerto cuyo avión lleva varias horas de retraso, hojea revistas que normalmente nunca habría mirado e investiga tiendas cuyos objetos no le interesan, yo me comprometí con una serenidad exterior y con un profundo aburrimiento interior. Si el aburrimiento no es más que la máscara de la ansiedad, como mujer he aprendido a aburrirme cabalmente en vez de considerar el ansia que subyace en la tranquilidad de mi Sixtina. Mi cuerpo, cuya autenticidad es insobornable, me pasó factura: resulte alérgica al embarazo. He llegado a creer, tal como se verá a lo largo de este libro, que la biología femenina —la sensualidad intensa y difusa que irradia del clítoris, de los senos, del útero, de la vagina, los ciclos lunares de menstruación; la gestación y la fruición de la vida que pueden darse en el cuerpo de una mujer— tiene implicaciones mucho más radicales de lo que hasta ahora hemos podido apreciar. El pensamiento patriarcalista ha limitado la biología femenina a sus propias y estrechas especificaciones. La visión feminista se ha apartado de la biología femenina por estas razones; creo que saltará a la vista nuestra entidad física como un recurso en vez de un destino. A fin de vivir una vida humana plena, no solamente exigimos el control de nuestros cuerpos (si bien este control es un requisito previo); debemos captar la unidad y resonancia de nuestro cuerpo, nuestro vínculo con el orden natural, el fundamento físico de nuestra inteligencia. Mi propia historia, que se entrelaza con el texto de este libro, es solamente una historia. Lo que al final me entusiasmó fue la determinación de anular la separación entre el cuerpo y la mente, como puede hacerlo una mujer para sí y, en la medida de lo posible, para las demás mujeres. Me propuse no perderme nunca más psíquica y físicamente de aquella manera. Poco a poco, empecé a comprender la paradoja que había en «mi» experiencia como madre; aunque distinta de las experiencias de otras mujeres, no era única, y sólo vertiendo la ilusión de mi unicidad podía acariciar la esperanza de tener una vida auténtica como mujer.


Autoretrato Embarazada (1964)

Mari Chordà




Blog » Las hormonas del embarazo

María Moreno - Veritas



Las hormonas son unas sustancias esenciales para el correcto funcionamiento del organismo y algunas de ellas desempeñan un papel fundamental durante el embarazo. Hay determinadas hormonas que únicamente se sintetizan durante este periodo, otras aumentan sus niveles y otras, por el contrario, los disminuyen. Controlar las concentraciones de las hormonas durante el embarazo puede ayudar a detectar posibles complicaciones.

¿Te gustaría saber más sobre la relación entre hormonas y embarazo? En este artículo te explicamos cuáles son algunas de las más importantes en este periodo y por qué es necesario controlar sus niveles.

¿Qué son las hormonas?

Las hormonas son unas sustancias químicas que segregan unas células especializadas localizadas en diferentes glándulas de nuestro cuerpo. Son transportadas por la sangre hacia los diferentes órganos y tejidos, y pueden definirse como mensajeros químicos del cuerpo, ya que comunican a diferentes células qué deben hacer, según las distintas necesidades del organismo a cada momento.

Las hormonas intervienen en procesos metabólicos, de crecimiento y desarrollo, reproductivos, e incluso afectan al estado de ánimo.

Las hormonas son esenciales para infinidad de procesos, desde activar el crecimiento óseo durante las etapas de desarrollo, iniciar la pubertad con la secreción de hormonas sexuales o activar la entrada de glucosa a las células gracias a la insulina.

Pero ¿y durante el embarazo?, ¿qué es lo que le pasa a nuestro cuerpo?

Hormonas clave durante el embarazo

Durante el embarazo el cuerpo de la mujer experimenta numerosos cambios físicos y fisiológicos que permiten el desarrollo del feto, en los cuales el papel de las hormonas es imprescindible, sobre todo el de algunas de ellas, como veremos a continuación.


1. Gonadotropina coriónica humana (hCG)


También se conoce como la hormona del embarazo, ya que solo se segrega en este periodo, sintetizándose de forma casi exclusiva por la placenta. La hormona hCG aumenta rápidamente su nivel nada más producirse la implantación del embrión en el útero, y normalmente es detectable en sangre u orina pasados unos ocho días tras la fecundación. Por este motivo es la hormona que se detecta en los test de embarazo. Además, se ha señalado como la responsable de las típicas molestas náuseas y vómitos de este periodo. A partir de la implantación, la hormona hCG irá aumentando de forma exponencial, duplicando sus niveles cada cuarenta y ocho horas. No es hasta aproximadamente la décima semana de embarazo cuando el nivel de hCG se estabiliza y comienza a disminuir poco a poco.

La gonadotropina coriónica humana también tiene otro papel fundamental. Desde hace más de 20 años se utiliza como un parámetro en las pruebas que se realizan durante el primer trimestre que determinan el riesgo de que el feto presente ciertas alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down, que es uno de los síndromes genéticos más frecuentes durante el embarazo. Esta prueba se conoce como triple screening o cribado del primer trimestre, y se realiza combinando la edad de la madre, la medida del pliegue nucal (mediante ecografía) y un análisis bioquímico que analiza precisamente la subunidad beta libre de hormona hCG junto con la PAPP-A. Cuando un feto presenta una alteración cromosómica, los parámetros están fuera de los rangos normales, en el caso de la hCG se ve aumentado.


2. Proteína A asociada al embarazo


La proteína A asociada al embarazo o PAPP-A se sintetiza en la placenta e interactúa con factores de crecimiento que juegan un papel fundamental en la implantación y crecimiento de la placenta y el feto.

Igual que en el caso anterior, este parámetro se utiliza dentro del triple screening, para establecer el riesgo de alteraciones cromosómicas en el feto.


3. Lactógeno placentario humano (hPL)


Está hormona también se denomina somatomamotropina coriónica humana y, al igual que la hCG, se sintetiza en la placenta. Tiene una estructura muy similar a la hormona del crecimiento, por lo que se puede considerar la hormona de crecimiento fetal. Ayuda al crecimiento del feto alterando el metabolismo de la madre, ya que restringe el aporte de carbohidratos, dejándolos disponibles para el crecimiento fetal.

La mayor concentración de esta hormona se da al término de la gestación, por lo que también parece participar en la preparación del tejido mamario de cara a la lactancia.


4. Prolactina


La prolactina es una hormona producida por la hipófisis. Ayuda a estimular la producción de leche materna, por lo que los niveles aumentan de 10 a 20 veces durante el embarazo. Tras el nacimiento, los valores se mantienen elevados si la madre da el pecho. De lo contrario, los niveles de prolactina vuelven a los valores normales poco después de dar a luz.


5. Estrógenos


Los estrógenos están presentes en todas las mujeres y son una de las principales hormonas sexuales femeninas. Normalmente se sintetizan en los ovarios, pero durante el embarazo, también se sintetizan en la placenta. Por este motivo el nivel de estrógenos aumenta durante la gestación. El estradiol es un tipo de estrógeno que tiene funciones relevantes durante el embarazo, ya que ayuda a la maduración ósea del feto y a mejorar el flujo sanguíneo del útero y su crecimiento. Los estrógenos también estimulan el crecimiento del pecho para favorecer la producción de leche materna.


6. Progesterona


La progesterona también es una hormona sexual que se sintetiza en cada ovulación. Su función es estimular el engrosamiento de las paredes del útero para que el óvulo fertilizado sea capaz de implantarse. Si no se produce la fecundación, los niveles de progesterona irán disminuyendo al final de cada ciclo menstrual.

Sin embargo, si se produce la fecundación, los niveles de progesterona se mantienen para que el cigoto (óvulo fertilizado) se implante correctamente y, por tanto, el embarazo siga hacia delante. A partir de la semana 12 aproximadamente, la progesterona también comenzará a ser segregada por la placenta. Asimismo la progesterona ayuda a inhibir las contracciones uterinas antes de que sean necesarias. También participa en la preparación de las glándulas mamarias para favorecer la producción de leche materna.


7. Oxitocina


La oxitocina se produce durante todo el embarazo, aunque tiene un papel fundamental al final del mismo, momento en el que aumenta su concentración. Es responsable de inducir las contracciones durante el parto para dilatar el cuello del útero y activar la liberación de la leche materna dando comienzo a la lactancia. Tras el parto también es importante para ayudar a que el útero se contraiga y recupere su tamaño habitual.

La oxitocina es sintetizada por la hipófisis, glándula localizada en el cerebro, y ejerce otras muchas funciones en el organismo.


8. Relaxina


Es una hormona presente durante el ciclo menstrual de la mujer. Sus niveles aumentan durante los primeros días del ciclo y parece estar involucrada en preparar el endometrio para la implantación. Si no se produce una fecundación del óvulo los niveles bajan aproximadamente a partir del día 14 del ciclo. Durante el embarazo, la relaxina tiene dos picos, uno durante el primer trimestre y otro al final del embarazo, durante el parto. Entre sus funciones, parece participar en aumentar el flujo renal y la elasticidad de las arterias, y favorecer la relajación de los ligamentos pélvicos.



Las Hormonas son emociones y las emociones son hormonas

Fragmentos tomados del libro “Dar a luz con amor” Verena Schmid


La oxitocina es la primera y última hormona en el recorrido de la maternidad. Está activa en la fecundación atrayendo los espermatozoides hacia las trompas. Se produce en el cuerpo lúteo y activa las funciones de preservación del embarazo. Desencadena la tempestad del parto. Protege de la hemorragia post parto. Ayuda a producir y hacer salir la leche. Es la gran hormona del Amor y del altruismo. Busca las relaciones para poder expandirse, unir, separar y unir otra vez. Es la hormona del fuego, de la pasión, del movimiento rápido e impulsivo de la sexualidad, es muy sensible a la intimidad y cuando falta todo esto se bloquea.


La progesterona es la segundo hormona, detiene las contracciones de la matriz para que albergue al bebé. Contribuye con la formación de la placenta siendo la encargada de proveer la nutrición. Crea los depósitos tisulares necesarios para hacer frente al cambio en marcha, agranda el lecho vascular para acoger al río crecido de plasma en el circuito. Hace más lenta la digestión para absorber más sustancias nutritivas. Disminuye el ritmo del comportamiento, el andar, el habla, te frena si hace falta, te arraiga. Es la hormona de la tierra. de la construcción lenta y profunda, la velocidad la inhibe.


Los estrógenos son las hormonas que gobiernan a los líquidos, ellos hacen la tierra fértil, forman el líquido amniótico, diluyen la sangre, llevan agua a todas las mucosas y tejidos. Hacen crecer y trabajar todas las glándulas. Hacen que el terreno de tu matriz sea blando y acogedor para tu bebé, preparan a la matriz para la apertura y, haciéndola sensible a la acción de la oxitocina, permiten el parto. Permiten que el bebé -que su principal productor- crezca. Vuelve flexible a la mujer, adaptable, emotiva. Mueve los líquidos de los humores y del amor. Pone a las mujeres más abiertas en el sentir y en la expresión, estimula la creatividad, nos hace sentir deseables, bellas y llena de deseos. Los estrógenos quieren la apertura emocional, la expresión la inmersión en el mundo interior, en el agua.


Las endorfinas son las hormonas mágicas del placer, de la felicidad, nuestra droga endógena. Se producen en el sistema nervioso central, en la médula, en el intestino, en la placenta y probablemente en muchos otros órganos. Forman parte de las sustancias indispensables para la supervivencia. En realidad, acompañan a las hormonas del estrés, de forma que cada situación difícil resulta gratificante. Alimentan el deseo de vivir. Además de recompensar, estimulan las defensas inmunitarias. Protegen de infecciones y enfermedades, regulan la digestión, disminuyen la presión arterial, estimulan el sistema nervioso parasimpático (el sanador interno) y estimulan la fertilidad. Durante la gestación las mujeres se ven inundadas por ellas mientras que el bebé literalmente navega en endorfinas y se siente en el paraíso.

Durante el parto, debido a la estimulación del dolor fisiológico, que alterna la sensación que producen las contracciones y las pautas de bienestar, su nivel aumenta en forma sorprendente y cuando el bebé nace las mujeres experimentan una situación de euforia que jamás habían conocido. Quedarán con una nostalgia muy grande de ese momento tan gratificante y especial que querrán revivirlo y por lo tanto tener más hijos de esta manera la conservación de la especie asegura la continuidad del proceso a pesar de la dificultad que conlleva.

El alto nivel de endorfinas protege al bebé del sufrimiento y del trauma del nacimiento y le infunde el deseo de vivir pero hay que estar atentos a las dosis: cuando el estrés no es rítmico, pero sí crónico y constante, cuando la tensión aumenta demasiado y no se descarga; cuando se administran analgésicos u oxitocina sintética durante el parto las endorfinas pueden aumentar demasiado y paralizarte, o ser inhibidas y dejar a la mujer y al bebé abandonados en el sufrimiento, sin compensación y con menos gratificación. Son las hormonas del aire te dan ligereza, gozo, te hacen fantasear y soñar, le dan color a tu vida, pero si no están en equilibrio, producen angustia, inmovilidad y dispersión.


La prolactina se produce por estimulación de la oxitocina y las endorfinas, también cuando hay contacto de piel con piel, por ejemplo durante el sexo, en los intercambios afectivos o a través del masaje.

Aumenta de forma masiva en el trabajo de parto. Después de este, produce la leche y cumple con muchas funciones más. Ayuda al metabolismo en el trabajo extraordinario durante el embarazo, en el parto, durante la lactancia y tiene un importante papel en la disminución del estrés. Durante el parto ayuda al metabolismo del bebé y por lo tanto lo protege. Induce los comportamientos de anidación, de cuidado; la mujer siente poderosamente la necesidad de ocuparse de alguien o de algo. Estimula la agresividad hacia la defensa de cachorro y la inhibe en el sentido social. Es amiga de la noche.


Palpar al bebé y ultrasonido fetal

Naoli Vinaver - Partera




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