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SIMBOLOTECA

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La Triple Diosa es una expresión de la naturaleza cíclica y cambiante de la Luna. Es adorada en el neopaganismo y por aquellos iniciados en la wicca, pero su sabiduría ancestral ahonda sus raíces muchos siglos atrás. Un término acuñado por Robert Graves y adoptado por la Wicca En realidad el término «Triple Diosa» lo creó el poeta y escritor británico del siglo XIX, Robert Graves. Se refería frecuentemente a ella en sus escritos y llegaba a afirmar que «todo poema verdadero es, en realidad, una invocación a la diosa blanca» Y es que «La Diosa» tenía tres facetas: Doncella, Madre y Anciana (Maiden, Mother and Crone), pero no dejaba de ser la misma, como la Luna en las diferentes fases de su ciclo, como la vida misma y su incesante devenir… El imaginario de Graves fue adoptado por el neopaganismo y la wicca y la Triple Diosa se convirtió en una de sus deidades principales. Las investigaciones de Marija Gimbutas Sin embargo, encontramos referentes a la divinidad femenina en las civilizaciones más antiguas… Y es que los arquetipos de doncella, madre y anciana guardan analogía con infinidad de diosas ancestrales. Así, la diosa cazadora griega Artemisa es una expresión de la doncella, Selene, de la madre y la diosa babilonia Isthar, de la anciana, por ejemplo. También en el mito de Perséfone y Deméter encontramos una clara similitud con las figuras de la doncella y a la madre. Fue la arqueóloga de origen lituano, Marija Gimbutas, quien más avanzó en las investigación sobre el culto a la Diosa en el Paleolítico y Neolítico de la Vieja Europa. En su obra habla tanto de la Gran Madre, como de otras deidades femeninas. Menciona la existencia de una civilización pre indoeuropea pacífica y matriarcal, que se oponía al estilo guerrero y violento de las civilizaciones patriarcales. Se trataba de sociedades agrícolas donde la igualdad entre sexos era real. Para Gimbutas, las sacerdotisas griegas que honraban a diosas femeninas, la tradición celta del matriarcado, e incluso la misma brujería, son expresiones de la herencia de esta misma civilización pre indoerupea, que en gran parte resultó aniquilada, aunque no se perdiera del todo su legado. Y es que la Trinidad Femenina aparece reiteradamente en la Historia desde mucho antes de que Graves la definiera como Triple Diosa.

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El árbol de la vida, en general, hace referencia al ciclo de la vida. Sin embargo, se trata de un símbolo que puede tener diferencias significativas dependiendo de la cultura en la que lo encontremos. No obstante, la base es siempre la misma: este árbol representa nuestra vida desde el nacimiento hasta nuestro fin que es cuando el árbol llega a los cielos. El tronco representa esa unión entre la vida y la muerte que es la vida y todas las ramas que aparecen en el árbol son los múltiples caminos que nos podemos encontrar pero que, al final, todos terminan llevándonos a nuestro tronco. Ahora que ya conocemos el origen y qué es el árbol de la vida, es interesante que nos detengamos a conocer cuál es su significado base y las diferentes interpretaciones que se le puede dar a este símbolo. Básicamente, tenemos que partir de la base de que el significado de este árbol se relaciona con las propias partes del mismo, es decir: Raíces hundidas en la tierra El tronco que crece de lo que se nutren las raíces Las ramas que se confunden y se bifurcan Las hojas que son los elementos que se encargan de recoger el agua y, por tanto, la fuerza Los frutos que aparecen gracias al buen estado del árbol Estos elementos son los que forman al árbol y, metafóricamente hablando, también son los que conforman nuestra existencia. Además de esto, no debemos olvidar que los árboles son esenciales para que haya vida en la Tierra porque nos proveen de oxígeno, por tanto, un árbol también puede hacer referencia al mismo acto nuestro de respirar, que es esencial para poder estar vivos. Las hojas del árbol de la vida son las que ofrecen su "curación" ya que lo abastece del agua que cae del cielo y permite que esté fuerte y sano. Y estas hojas, vistas desde un punto de vista más metafórico, son nuestras herramientas para poder curarnos a nosotros mismos, una curación no vista desde un punto físico sino, sobre todo, espiritual. Los elementos en el árbol de la vida Además de esta connotación con el ciclo de la vida, este árbol también está relacionado con los 4 elementos de nuestro mundo, es decir: el aire, el agua, el fuego y la tierra. Todas estas fuerzas esenciales en nuestro planeta son las que permiten dar vida al árbol. Por lo que, a continuación, vamos a analizar de dónde provienen estas fuerzas y cómo ayudan a que el árbol esté en perfecto estado: Fuego: la luz solar es la que permite que el árbol de la vida pueda nacer y crecer Tierra: este es el elemento que provee al árbol de alimento ya que nutre las raíces Agua: el agua se filtra por las raíces y por las hojas y le da la esencia vital de la vida pues, sin agua, el árbol no podría dar frutos y dar alimento Aire: el árbol de la vida llega hasta lo más alto, hasta el aire, y gracias a esto puede beneficiar el medio ambiente y ofrecernos, a nosotros, el oxígeno para poder respirar Por tanto, este tipo de árbol es un ser vivo que se adentra en el planeta Tierra de una forma plena y profunda. La abraza con sus raíces, necesita al Sol para poder crecer y extender sus raíces y de la lluvia y del aire es de donde puede crear vida y alimento.

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La flor de la vida tiene 19 círculos del mismo tamaño de donde nacen 36 arcos que conforman un hexágono dentro de un círculo mayor. La flor de la vida contiene otros dos símbolos sagrados como la semilla de la vida y el huevo de la vida, mientras que al mismo tiempo de ella se derivan otras dos formas como el fruto de la vida y el cubo de metatrón. Según un gran experto en geometría sagrada llamado Drunvalo Melchizedek, la flor de la vida existe en el fondo de nuestra conciencia, y así lo demuestran vestigios mesoamericanos, pues en cualquier lugar donde hubo indicios de conciencia miles de años atrás, se pueden encontrar representaciones de la flor de la vida. Su nombre nace de su parecido con una flor, y porque precisamente representa el ciclo de un árbol frutal y su metamorfosis, que se da en cinco pasos: del árbol a la flor, de la flor a la fruta, de la fruta a la semilla y de la semilla vuelve de nuevo al árbol. La naturaleza siempre está en este constante ciclo circular. En este sentido, la flor de la vida representa el origen de las cosas y al mismo tiempo la indisoluble conexión entre todas las cosas. Su patrón es una red que interconecta todos los niveles del universo y representa la unidad con el todo, idea planteada en muchas corrientes filosóficas de todo el mundo ya desde la antigüedad. La flor de la vida es la imagen sagrada de la unidad del cosmos, es la matriz de donde nace todo y a donde vuelve todo. Según Melchizedek, este símbolo sagrado contiene dentro de sus proporciones cada fórmula matemática, cada ley de la física, cada armonía de la música, toda forma de vida biológica incluyendo tu cuerpo específico. Contiene cada átomo, cada nivel dimensional, absolutamente todo lo contenido en universos de forma de onda.

¿Que lo hace ritual?

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estructura 

elaboracion

(Texto escrito desde la fuente bibiografica: Ritos de Paso, Arnold Van Gennep, 1909) El ritual se da en espacio y tiempo y está destinado a llevar a la acción, la recreación del mito de origen. La comprensión se encarna con la acción de los hechos y por eso el propósito ritual es vivir la experiencia del mito en el cuerpo. Acuerpar, en contacto con la dimensión sagrada de la existencia, es materializar el quiebre del tiempo lineal para viajar al tiempo primordial. El ritual es un acuerpamiento singular y/o colectivo de un relato que recupera una memoria (de origen) vinculada a lo sagrado. La mayoría de los rituales se organizan alrededor de la rueda de los ciclos de la Tierra y sus estaciones. Son los que se denominan "Ritos de transición" y son comunes a los habitantes del territorio según cosmovisión. También existen los “Ritos de paso”, propios del crecimiento de las personas y la celebración de sus ciclos. . El ritual es una invitación comunitaria a experienciar una transformación, que en su acción simbólica, impacta en la configuración de la realidad social. Las tramas vinculares y el “dar cuenta” el estado vital cíclico propio y de todxs los miembrxs de la comunidad es descolonizar el tiempo y recuperarlo para nosotras. . Recordemos que el ciclo que V. Genepp nos propone para comprender el Ritual tiene tres fases: *La fase de separación: “comprende la conducta simbólica por la que se expresa la separación del individuo o grupo, de un punto fijo en la estructura social o de un conjunto de condiciones culturales, o ambos” *La fase liminal (o de umbral): es la parte intermedia, “en la que el sujeto ritual presenta características ambiguas, ya que atraviesa un entorno cultural que tiene poco y nada de lo que ya pasó y de lo que está por venir” *La fase de reagregacion o reincorporacion: la que se consuma el paso. “El Sujeto ritual, ya sea individual o colectivo, se encuentra en un estado estable y en virtud de ello, tiene derechos y obligaciones” Durante cada una de las fases se realizan una serie de procedimientos llamados ritos que provocan transmutaciones porque realizan un cambio. Los ritos “fabrican personas nuevas y/o contextos diferentes”.

Observacion 

Pensar la fase liminal y nutrirla de sentido. Registrar los  rituales donde las tres etapas se cumplen siguiendo la estructura que propone Van Genepp. 

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