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EMBRIOLOGIA

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CHISPA SAGRADA

 

Fecundación es la penetración del espermatozoide en el ovocito o la permeabilidad del ovocito para dejar entrar al espermatozoide. O la colaboración recíproca entre ambos. Para que esto acontezca, el espermatozoide tuvo que haber llegado hasta el portal entre los ovarios y la trompa (muy pocos llegan) y las partes de ambas células se tiene que brindar para que mediante la “chispa sagrada” puedan fusionarse y conformar una nueva célula, el cigoto con 46 cromosomas (23 del gameto masculino, 23 del gameto femenino). 

“El espermatozoide encierra en su “cabeza”, sobre el núcleo haploide, una vejiga, llamada acrosoma, que es capaz de liberar su contenido de enzimas para traspasarlas barreras protectivas (corona radiata, cúmulo ooforo, y sobre todo la zona pelúcida) de la célula huevo u óvulo. Se trata de una auténtica «explosión bioquímica».

´El ovocito u óvulo es la célula más grande del organismo humano (diámetro aproximado de 0,16 mm), que ha acumulado en su propio citoplasma grandes cantidades de ribosomas, ARNm, ARNt, proteínas, glicógeno y lípidos, que utilizará si es fertilizado”.

Migración, es el viaje que inicia el cigoto a través de las trompas mientras de duplica celularmente a diario, entre el primer y el cuarto dia se hace 2 celulas, luego 4 se transforma en 8 y finalmente 16 conformando así una MORULA “La semilla de la vida” (Robi Lim).

Implantación, el blastocisto genera una masa celular interna capaz de adherirse al útero y al “séptimo día” se zambulle en las paredes endometriales y comienza su enraice (este proceso dura entre 3 y 4 días y queda terminado al día 12 aprox.) “Se desarrolla el saco amniótico, que abraza el embrión como excrecencia de la proyección del trofoblasto hacia el endometrio y se convierte en Placenta, el mandala de la flor de la vida. Eso es lo que yo llamo la geometria sagrada de la división de las almas”

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Las hormonas y los elementos. 
Fragmentos tomados del libro “Dar a luz con amor”  Verena Schmid

La oxitocina es la primera y última hormona en el recorrido de la maternidad. Está activa en la fecundación atrayendo los espermatozoides hacia las trompas. Se produce en el cuerpo lúteo y activa las funciones de preservación del embarazo. Desencadena la tempestad del parto. Protege de la hemorragia post parto. Ayuda a producir y hacer salir la leche. Es la gran hormona del Amor y del altruismo. Busca las relaciones para poder expandirse, unir, separar y unir otra vez. Es la hormona del fuego, de la pasión, del movimiento rápido e impulsivo de la sexualidad, es muy sensible a la intimidad y cuando falta todo esto se bloquea.

La progesterona es la segundo hormona, detiene las contracciones de la matriz para que albergue al bebé. Contribuye con la formación de la placenta siendo la encargada de proveer la nutrición.  Crea los depósitos tisulares necesarios para hacer frente al cambio en marcha, agranda el lecho vascular para acoger al río crecido de plasma en el circuito. Hace más lenta la digestión para absorber más sustancias nutritivas. Disminuye el ritmo del comportamiento, el andar, el habla, te frena si hace falta, te arraiga. Es la hormona de la tierra. de la construcción lenta y profunda, la velocidad la inhibe. 

Los estrógenos son las hormonas que gobiernan a los líquidos, ellos hacen la tierra fértil, forman el líquido amniótico, diluyen la sangre, llevan agua a todas las mucosas y tejidos. Hacen crecer y trabajar todas las glándulas. Hacen que el terreno de tu matriz sea blando y acogedor para tu bebé, preparan a la matriz para la apertura y, haciéndola sensible a la acción de la oxitocina, permiten el parto. Permiten que el bebé -que su principal productor- crezca. Vuelve flexible a la mujer, adaptable, emotiva. Mueve los líquidos de los humores y del amor. Pone a las mujeres más  abiertas en el sentir y en la expresión, estimula la creatividad, nos hace sentir deseables, bellas y llena de deseos. Los estrógenos quieren la apertura emocional, la expresión la inmersión en el mundo interior, en el agua.

Las endorfinas son las hormonas mágicas del placer, de la felicidad, nuestra droga endógena. Se producen en el sistema nervioso central, en la médula, en el intestino, en la placenta y probablemente en muchos otros órganos. Forman parte de las sustancias indispensables para la supervivencia. En realidad,  acompañan a las hormonas del estrés, de forma que cada situación difícil resulta gratificante.  Alimentan el deseo de vivir. Además de recompensar, estimulan las defensas inmunitarias. Protegen de infecciones y enfermedades, regulan la digestión, disminuyen la presión arterial, estimulan el sistema nervioso parasimpático (el sanador interno) y estimulan la fertilidad.  Durante  la gestación las mujeres se ven inundadas por ellas mientras que el bebé literalmente navega en endorfinas  y se siente en el paraíso. 
Durante el parto, debido a la estimulación del dolor fisiológico, que alterna la sensación que producen las contracciones y las pautas de bienestar, su nivel aumenta en forma sorprendente y cuando el bebé nace las mujeres experimentan una situación de euforia que jamás habían conocido. Quedarán con una nostalgia muy grande de ese momento tan gratificante y especial que querrán revivirlo y por lo tanto tener más hijos de esta manera la conservación de la especie asegura la continuidad del proceso a pesar de la dificultad que conlleva.
El alto nivel de endorfinas protege al bebé del sufrimiento y del trauma del nacimiento y le infunde el deseo de vivir pero hay que estar atentos a las dosis: cuando el estrés no es rítmico, pero sí crónico y constante, cuando la tensión aumenta demasiado y no se descarga; cuando se administran analgésicos u oxitocina sintética durante el parto las endorfinas pueden aumentar demasiado y paralizarte, o ser inhibidas y dejar a la mujer  y al bebé abandonados en el sufrimiento, sin compensación y con menos gratificación. Son las hormonas del aire te dan ligereza, gozo, te hacen fantasear y soñar, le dan color a tu vida, pero si no están en equilibrio, producen angustia, inmovilidad y dispersión.

La prolactina se produce por estimulación de la oxitocina y las endorfinas, también cuando hay contacto de piel con piel, por ejemplo durante el sexo, en los intercambios afectivos o a través del masaje.  
Aumenta de forma masiva en el trabajo de parto. Después de este, produce la leche y cumple con muchas funciones más. Ayuda al metabolismo en el trabajo extraordinario durante el embarazo, en el parto, durante la lactancia y tiene un importante papel en la disminución del estrés.  Durante el parto ayuda al metabolismo del bebé y por lo tanto lo protege. Induce los comportamientos de anidación, de cuidado; la mujer siente poderosamente la necesidad de ocuparse de alguien o de algo. Estimula la agresividad hacia la defensa de cachorro y la inhibe en el sentido social.  Es amiga de la noche.

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