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Silvia Federici

Feminismo Marxista

Silvia Federici elige hacer un recorrido genealógico del devenir mujeres dentro de la sociedad patriarcal y capitalista. Analiza estos marcos teóricos siendo marxista y feminista, por lo cual examina los procesos de acumulación originaria, que es lo que Marx ha descripto y desarrollado como transcurso necesario para que el capitalismo se desarrolle. Silvia va a estudiar profundamente el proceso de acumulación originaria, desde la vista de cambios que introduce en la posición social de las mujeres y en la producción de fuerzas de trabajo.

“En la sociedad capitalista el cuerpo es para las mujeres lo que la fábrica lo es para los trabajadores asalariados varones, es el principal terreno de su explotación y resistencia, en la medida en la que el cuerpo femenino ha sido apropiado por el estado y por los hombres forzado a funcionar como un medio para la reproducción y acumulación de trabajo”.

La critica que la hará Federici a Foucault sobre unos de sus exponenciales textos "La historia de la sexualidad" es haber olvidado, por completo, de nombrar las mujeres como sujeto y dejando de lado mismamente un proceso fundamental en la historia de las mismas que es la caza de brujas. El genocidio sobre el cuerpo de las mujeres es desde donde Silvia proclama que no se puede hablar de patriarcado y capitalismo si no desenterramos la caza de brujas.

La autora expone: “El capitalismo fue la respuesta de los señores feudales, que eran la clase patricia mercantil, los obispos, los papas, a un conflicto social que había llegado a hacer temblar su poder y que produjo una sacudida a nivel mundial por lo cual el capitalismo no fue la revolución contra los señores feudales. El capitalismo fue la contrarrevolución, porque fue lo que tuvo que hacer la sociedad patricia, mercantil o la sociedad patricia proto-capitalista para destruir todas las posibilidades que emergían de la lucha anti-feudal. Y es en las luchas antifeudales donde se encuentran las primeras evidencias en la historia europea de la existencia de movimientos de base de mujeres, que se oponían al orden establecido y que han contribuido a establecer modelos alternativos y referentes a la vida comunal”.

En las luchas anti-feudales emergían nuevos modelos de organización con lógicas de cooperación. Nacían nuevas ideologías que desafiaban las normas sexuales dominantes y buscaban establecer incluso relaciones más igualitarias entre hombres y mujeres, donde también se exigía un orden igualitario basado en el rechazo a las jerarquías y riquezas compartidas. En la aldea feudal no existía una distinción de bienes y fuerzas de trabajo. Todo el trabajo contribuía al sustento familiar, y las actividades domésticas no estaban devaluadas. A medida que iban emergiendo con fuerza estos movimientos sociales, por otra parte, la sociedad mercantil iba socavando desde la violencia, y otras decisiones de nuevas funciones económicas, que con la difusión de nuevas relaciones monetarias el dinero y el mercado entablaron la división en el campesinado, obteniendo así por derivado inclusive transformar la riqueza de ingresos en diferencias de clases. Las mujeres en esto serían las más afectadas, no solamente precarizando su situación económica, reduciendo drásticamente su acceso y capacidad al ingreso, sino porque también va a empezar a desarrollarse una clara distinción de producción y reproducción de la fuerza de trabajo. La reproducción de fuerza de trabajo va a dejar de ser considerada parte del funcionamiento del cotidiano.

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